Bendice, alma mía, al Señor.
¡Dios mío, que grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto
Asaentaste la tierra sobre sus cimientos,
y no vacilará jamás:
la cubriste con el manto del océano,
y las aguas se posaron sobre las montañas
De los manantiales sacas los ríos
para que fluyan entre los montes;
junto a ellos habitan las aves del cielo
y entre las frondas se oyes su canto
Desde tu morada riegas los montes
y la tierra se sacia de tu acción fecunda:
haces brotar hierba para el ganado
y farraje para los que sirven al hombre
Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
¡Bendice, alma mía, al Señor!
Salmo 103
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